miércoles, 7 de mayo de 2008

Invierno del alma

Templo sin puertas ni ventanas,
frío invierno del alma;
abre con recelo sus persianas
la sabia palma.

Estarán a solas los luceros
como faros rotos mirando al cielo,
por las noches, cuando asaltan los recuerdos,
en silencio hablarán sus pensamientos.

Musitará el rocío su nombre
en la noche que no duerme,
hablarán las horas, cual extrañas voces
asaltarán los labios sin palabras.

Danzará el crepúsculo, sus zapatillas
de verbenas violáceas,
cual las penas que visten la condena
de las almas buenas, enclaustradas
en la cárcel del olvido.

Ligia Calderón Romero
8 de enero, 2008
Dos de la tarde.
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