miércoles, 7 de mayo de 2008

Espejismo

Adivino el péndulo de la clepsidra
con su tictac mudo y su ojo de cristal endurecido
seduciendo el minuto tocado por el último segundo
agónico de la tarde.

Una ráfaga de horas negras cuyo único candil
es una pequeña luciérnaga de alas rotas
que apenas mantiene su vuelo.

Cual candorosa niña
seduce al amor sin más espejismo
que su hermoso gladiolo
- para posar sus pies de oropel
y agitar sus alas al viento que retoca
sus notas cual bello ruiseñor -
de dulce néctar en su boca.

Avizoro un corazón partido, retorcido
entre los barrotes del olvido
y una litera casi gastada sobre el piso
apenas a unos pasos
del eco desafiante del péndulo
que balancea el redundante silencio
en el corazón mismo de cada hora.

Sin aliento, amordazada, recostada
en la esquina más próxima de la noche
- desnuda de ilusiones y pieles de sedas
hechas harapos que sollozan y muerden
los recuerdos, atados al mástil de la indiferencia
donde aquella crisálida no logró abrir sus alas
cuando apenas aspiraba a ser mariposa -
muere una ilusión de ojos serenos
y labios de fuego,

Ligia Calderón Romero© DERECHOS RESERVADOS
4 de mayo, 2008

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